Por: Luis Martínez Aleán
Sea este
el momento para hacer un breve recorrido por el mundo de la belleza del Sinú. Hermosas
y fuertes fueron las mujeres del pasado
que dejaron huellas en la historia de la costa Caribe como la India Catalina,
que enloqueció a la hueste española y así sucedió con nuestras representantes
del otrora en la conquista del Sinú.
Córdoba
tuvo mujeres hermosas que le cambiaron el rumbo de la historia patria regional,
aquí en el san Jorge, el Sinú y la Sabana, recordemos a las gallardas y diosas
como Maniaguá mujer del cacique Mocarí, Nay hija de Caigá. Caigá fue la mujer
del cacique Carepa. Tay Doncella linda y legendaria, que con su mirada
enamoraba los hombres que tuvieron la dicha de verla, vivió en Cereté y fue la
esposa del cacique Té y luego cuando murió este, se convirtió en la mujer del único
cacique blanco Tofeme. Pero el universo de la cultura anfibia Zenú y en sus
doradas tierras aparece la madre del amor y la belleza Manexca que vivió en San
Andrés de sotavento, endiosada por los hombres de ese entonces, se creía que
las mujeres lindas provenían de las esposa del cacique Mexión. Manexca y Mexión
tuvieron como fruto a Tuchín, Chimá y Arache.
Otra
beldad indígena fue la diosa Totó que vivió en Chinú y que tuvo como característica
especial de no pisar el suelo porque caminaba sobre las espaldas de otras
mujeres, era tan bella que no merecía caminar por la tierra sino sobre una
alfombra humana que la conformaban las doncellas jóvenes de la época. Fue también
belicosa contra los blancos españoles que destruyeron todo a su paso, esta
bella mujer se tuvo que cortar un seno para tirar mejor la flecha a sus
enemigos hispánicos.
Dabeiba
fue la otra diosa de la cultura dorada Zenú. Dabeiba que hoy es Antioquia pero
que en el pasado hizo parte de esta misma tierra, rica en oro que con su metal
precioso adorno la naturaleza del Sinú, constituyéndose así como el mundo
dorado. Buriticá y Dabeiba se unieron para que estas tierras del San Jorge, el
Sinú y las Sabanas fueran orfebres extendiéndose hasta el cacique loba en santa
Cruz de Mopox.
En Sahagún
tuvimos la diosa Barají. En el alto Sinú, la diosa de la fecundidad y la
fertilidad Onomá a la orilla de la ciénaga de Betancí. La ciénaga de Betancí
fue agraciada por las jóvenes más lindas del mundo Zenú, hasta allá iban las jóvenes
de esta región para celebrar el rito de la sequía que consistía en dejarse
triturar de los caimanes de esa ciénaga para que lloviera y fertilizará el
suelo para las cosechas. Pero el cacique Quimarí se metía silenciosamente en el
agua y se apoderaba de estas bellas mozas para hacerlas mujer de él.
En Ciénaga
de Oro, tierra dorada por los mejores orfebres precolombinos y con hermosas
mujeres que engalanaron este rico terruño. Tenemos especialmente dos princesas:
Yulé y a la bella Filó. Yule hija del cacique Tangarú y Filó, mujer del cacique
Panaguá.
Las mujeres
indígenas de esta región cordobesa, eran físicamente bien esculturadas, de buena
estatura, buen busto, nunca se le aguaron los senos, fieles y sobre todo
hermosas, de pocas arrugas, de cabellos largos y negros, vestían con faldas
largas hasta los tobillos en tejidos de lana estampados con símbolos mágico-
religiosos parecidos a las pintas del sombrero vueltiao. Para ceremonias
especiales las indígenas se colocaban brasier en oro puro con diademas,
pulseras, tobilleras, collares, narigueras, oregueras y brazaletes, todo en oro
de alta valía.
Las mujeres
latinoamericanas son producto de la mezcla triétnica de indígenas, blanco y
negro. Situación que ha dado las mujeres más lindas del universo, de color de
piel canela, blanca y morena que han hecho cambiar la historia a grandes
hombres del mundo por su belleza, sentimientos y con perfil inefable, donde la
batalla de guerra fue cambiando por un nidal afrodisiaco.
Todas
tienen cualidades de mujer bonita, porque la belleza no tiene norma específica:
la gorda es bonita, la delgada es linda, la alta es esbelta, al morena es simpática,
la blanca es hermosa, la de color canela es atractiva, la bajita es agradable,
la de mediana estatura es sensual, en fin todas son hermosas. Por esta razón,
el escritor cordobés Luis Fernando Galindo Guerrero, escribió un poema que
tituló El Tiempo De Espalda que dice textualmente:
“De frente
Vienes perfumando
los caminos
e irradiando juventud”
También nuestro músico Pablo Flórez compuso
un disco a la mujer bonita: La
Aventurera y nuestro himno folclórico musical María Varilla que identifica a una mujer que vivió en Ciénaga de Oro.
“Donde no hay una mujer, el necesitado solloza” Eclesiástico.
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