Por. Luis Martínez Aleán
Fue de mucha importancia la costumbre funeraria de nuestros primitivos pobladores la de embalsamar cadáveres. Todo parece indicar que el sistema de embalsamar a los muertos, lo practicaba la cultura precolombina en las figuras más ilustres, o sea en caciques, hijo de estos y sacerdotes.
Los Zenúes también embalsamar un algunos cadáveres, según afirmación de algunos españoles, entre ellos se desprende el relato hecho por Martín Fernández de Enciso, quien dijo, textualmente: “cuando muere algún hombre principal o algún hijo suyo sácanle las tripas, lávanle con ciertas cosas y después lo untan, y encima de aquello ponen la lana de algodón teñido de diversos colores, que se pega del cuerpo, y cubierto de aquello, pónenlo en una hamaca, de donde hacen el fuego, y así lo tienen; yo me acerque a tomar un lugar llamado Catarrapa, donde hallamos más de veinte muertos puestos de esta manera en las casa”.
Catarrapa corresponde a la religión de Tolú, donde vivió en cacique del mismo nombre y pertenecieron a l cultura Zenú del cacicazgo Finzenú.
En el libro CARTAGENA Y LA RIBERAS DEL SINU, de Robert B. Cuninnghame Graham y traducido al español por el doctor Remberto Burgos Puche, exprese literalmente en una de sus partes: “Los infieles del Sinú hacían momias de los cuerpos de sus caciques, les pintaban la cara, les colocaban coronas de plumas en la cabeza y les ponían arcos y flechas entre las manos. Hecho esto ponían los cuerpos en el lugar a la mano y les obsequiaban pedazos de trapos viejos, frutas, flechas rotas o cualquier otra cosa que tuvieran. No hacían esto, aparentemente, a manera de adoración, sino como un homenaje a su memoria, del mismo modo que nosotros ponemos hoy lapidas en las sepulturas”.
La palabra infiel es impropia, se aplica a los “indios” de América, quienes no tuvieron oportunidad de ser fieles sino a sus propios dioses.
Las momias de la cultura Zenú, fueron muy apreciadas por los españoles, ya que estaban forradas en laminas y portapene en oro, además estaban a sus lados objetos con figuras antropomorfas (parecidas al hombre), zoomorfas (parecidas a los animales), fitozoomorfas (parecidas a las plantas y animales), bastones, cucharas, platos, todo también en oro de alta ley.
El oro para estos tiempos de la Conquista, fatigaba a los españoles porque no tenían como cargarlo y se cansaban la cintura al recogerlo.
En lo que hoy es el municipio de Ciénaga de Oro, “HUBO MÁS ORO QUE HOJAS DE ARBOLES”, que Servía para aliviar el alma y comer buen casabe en la larga travesía.
En la región de Panzenú, las momias las forraban con láminas de oro de alta ley.
Hoy reposan en Europa muy pocas en algunos museos ya que el español, las quemaban para sacarles el precioso metal dorado.
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